enero 08, 2007

Fugitivo: conjuro para el amor viajero

Te conocí un día y no he vuelto a probar de la miel de tus besos o la hiel de tu despedida. Es así como tú, fugitivo, tendrás que aparecer de nuevo en mi vida porque así voy a conjurarte, para que regreses a mi puerta.
Te conjuro, fugitivo de esta noche, a que vuelvas a mi jardin a llenar los rosales de flores y espinas. Te conjuro, silencioso peregrino, a que pises de nuevo la senda de mi vida y me acompañes. A donde vaya yo, ahí irás tú, porque nuestros caminos se han juntado.
Te conjuro, amor vaporoso, a que vengas y te materialices en una calurosa tarde, mientras mi cabello brilla al viento y huele a rosas, mientas mi mirada se pierde en los papeles de la oficina y me quiero escapar por la ventana.
Te conjuro, viento del norte, caballo andaluz, para que desarmes el orden cósmico de mi vida, a darle vueltas a mi cabeza y a sentenciar mi futuro una vez más.
Aquel que se había perdido ha encontrado el camino y ya viene, porque los viajes, aunque hermosos, también se acaban y tú te fuiste hace mucho tiempo atrás.
Te conjuro, viajero fugitivo, para que no me mientas y me ames de una vez por todas, porque el tiempo es justo y la luna menguará muchas veces antes de que vuelvas a marcharte.

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