agosto 22, 2006

Mujer, hombre y la palabra

Leyendo un artículo de la revista SoHo (ojo que no estoy haciendo publicidad), me encontré una frase del escritor Antonio Skármeta consignada en "El Cartero de Neruda": "el hombre que toca a la mujer con la palabra, llega más lejos con la mano".
Sabiendo cómo somos las mujeres y cómo nos gusta que nos "endulcen el oído", me puse a pensar cuántas veces los hombres dicen ser duchos en eso de conquistarnos con la palabra y cómo reaccionamos nosotras ante sus intentos.
No hablo de esos piropos baratos, vulgares, corrientes... de los que somos objeto en la calle. No hablo del "mamasita", "rica", "cita", ni de los otros que se encuentran en la categoría de censurables. No me explico quién les habrá dicho que la manera de coquetear, de halagar e incluso de abordar a una mujer era por medio de lo que llamaría "apalabrar" la falta de educación y galantería, de la que sufren la mayoría de nuestros compatriotas costarricenses.
Estoy segura que cuando Skármeta escribió esa frase pensaba más en esas palabras que pueden provocar un enamoramiento casi instantáneo. Excluyo aquí la manipulación, la falsedad con que algunos histriónicos abordan a mis congéneres, incluida yo. Esas farsas suelen caerse muy rápido. Hablo del arte de la palabra para conquistar.
Cuánto añoramos las mujeres la galantería perdida de un caballero, de esos que cuando lo conocen a uno no sólo exclaman lindas frases, sino que además nos regalan una sutil reverencia y toman nuestra mano con tal suavidad, que juraríamos en vez de piel, tener como mano un pétalo de rosa.
Si los hombres supieran lo poderoso que es un te quiero o un te amo bien dichos, se ahorrarían mucho dinero en costosos regalos. Si los hombres supieran la fuerza que tiene una carta, una tarjeta, una frase escrita en la envoltura de un chocolate o en la servilleta de un restaurante...
Si leyeron o vieron El Cartero de Neruda, sabrán de lo que hablo. Si vieron "Don Juan de Marco", sabrán de lo que hablo. Si le han puesto real atención a la canción "Have you really loved a woman?", de Bryan Adams (además, banda sonora de dicha película), sabrán a qué me refiero.
Sí, hay mujeres interesadas que buscan dinero o sexo en un hombre. Sí, hay hombres que sólo quieren un llavero para enseñar. Pero si quitamos a todos esos absurdos y superficiales, nos queda un basto abanico de hombres y mujeres que sueñan con el amor, algo tan simple que está por doquier, como dice la canción, algo tan simple y poderoso que se puede ganar a punta de palabras.
Y quién sabe... tal vez quien logre tocarte con una palabra, tenga suerte con una extensión más larga de los dedos.

agosto 15, 2006

Madre sólo hay una... por suerte

Es difícil, en un día como este, hablar sobre las madres y no caer en estereotipos. Afuera tenemos esa frase tan nefasta, al referirnos a nuestra "santa madre". Por suerte mi madre dejó de ser santa hace años, para convertirse en un ser humano con todos los sentimientos y pensamientos propios de la especie.
Me preocupan entonces aquellas madres que aún son santas y por esa odiosa etiqueta están aguantando y soportando lo que no debieran. Hijos malagradecidos, esposos violentos y agresores, familiares aprovechados. ¡Madres del mundo, libérense! Tienen el derecho de ser seres humanos en toda la expresión de la palabra. No tienen por qué ser santas ni mártires, ese papel ya lo tomaron otros. Considero que su trabajo ya es bastante admirable como para agregarle una cadena más. Los hijos del mundo tenemos que entender que nuestra madre es de carne y hueso y por ende, se equivocan, como nosotros.
Adoro a mi madre, ha sido mi soporte, mi bastión, mi mejor amiga, mi rescatadora, pero la admiro más desde que se sacudió los viejos estigmas y se dedicó a ser mujer. Desde entonces pude acercarme a ella con mayor confianza y menos miedo, le puedo hablar de casi todo sin temor a que le vaya a dar un ataque y sé que ella se siente más libre, más mujer y menos obligada a ser algo que no es.
El trabajito este no es fácil, mal remunerado y para toda la vida, sé que muchas madres se sienten orgullosas de serlo y adoran a sus hijos. Pero sé de muchas otras que mejor se hubieran dedicado a otra cosa.
Por ese, en este día, quiero felicitar a aquellas mujeres que aceptaron el trabajo y la responsabilidad de ser mamá con amor y dedicación, al tiempo que llamo a las mujeres que no lo somos a pensar muy bien si queremos, podemos y aceptamos el reto no sólo de traer hijos al mundo, sino de educarlos y formarlos, al tiempo que nosotras mismas seguimos siendo humanas, no santas. Porque al fin y al cabo no estamos educando santitos, estamos educando seres humanos.

Feliz día!!

agosto 07, 2006

De vasectomías y otros asuntos masculinos

En una sociedad tan machista como esta, un hombre que "se corta los tubos" es visto y mencionado con chota por sus congéneres y las mismas mujeres, debido a que existe toda una cultura alrededor de la capacidad reproductiva masculina. En épocas anteriores era impensable y hasta censurable que un caballero pensara tan siquiera en someterse a esta intervención.
La responsabilidad de la fecundación y del control natal siempre se nos ha cargado a las mujeres, y las investigaciones para desarrollar métodos anticonceptivos masculinos no han sido tan activas como para los femeninos. Sin embargo, de un tiempo para acá, muchos hombres han tomado la valiente decisión de practicarse la vasectomía como método anticonceptivo dentro de sus relaciones de pareja, por múltiples motivos.
Ya sea por amor a sus mujeres, para que éstas dejen de tomar la píldora o usar cualquier otro tipo de método, o ya sea porque en verdad no quieren tener más hijos como una decisión personal y responsable, los hombres que eligen este camino me parecen hombres valientes, que rompen estereotipos y enseñan a sus hijos e hijas caminos menos pedregosos para reafirmar la masculinidad y delimitar responsabilidades..
He tenido el placer de hablar con algunos de ellos y sus argumentos me parecen tan alejados de una cultura retrógrada y por de más pasada de moda. Ellos afirman que no, que tanto son responsables de la concepción y del control natal ellos, como sus parejas.
Pero por qué lo hacen? Es una pregunta difícil de responder. Muchos lo hacen por salud, otros porque en verdad ven la paternidad como un asunto que debe tomarse en serio y no como un golpe de suerte. "No voy a dejar a la suerte el tema de los hijos, ya tengo los que puedo mantener responsablemente", me dijo un amigo que se sometió a esta intervención hace unos meses. Él es padre de dos niños pero no vive con la madre de éstos, por lo que me pareció muy curioso que, viviendo en una sociedad que exige a los hombres tener muchas mujeres y muchos hijos para ser hombres, él ya no desee tener más. "Les debo lo mejor, si tengo más, no podría dárselo".
Otro caso interesante es el de mi tío político. Con 30 años decidió hacerse la vasectomía luego de que mi tía perdiera a su cuarto bebé. "No más, hay otras formas de ser papá, y si no podemos tener hijos, tampoco me voy a sentir fracasado", me dijo un día.
Aplaudo a estos hombres, que en su sencillo acto de amor y fé, nos dan una muestra de que las cosas sí pueden ser diferentes, de que sí hay hombres distintos, con mentalidad de avanzada, con espíritu de responsabilidad. Estos hombres rompen el mito y crean una nueva forma de ver la vida, más allá de lo que nos han impuesto. Estos hombres son dignos ejemplos de que aún con nuestras herencias malditas podemos sacudirnos el polvo y pensar diferente. Ellos se sacuden las burlas y los prejuicios y los enfrentan con valentía porque creen realmente en lo que hacen, lo que han frojado y el futuro que pueden construirse, aún cuando saben que el futuro puede ser impredecible. De nuevo, un palauso para ellos.

agosto 03, 2006

2 de Agosto

¿Por qué caminan los que caminan? ¿Quién escucha las plegarias del peregrino? Al final del camino, con pies cansados y rodillas rotas elevan su oración a un cielo que a veces parece deshabitado. ¿A quién se le pide cuando no hay a quien pedir? De todos los santos de yeso y barro, de todas las vírgenes pegadas en la pared y los escapularios colgantes, cuál es el que escucha mejor? Si aún después de tantos ruegos y rosarios el mundo sigue girando, la muerte sigue viniendo y el dolor no se va. Si aún después de las avesmarías y los padresnuestros seguimos siendo pecadores, por más buenos cristianos que nos sintamos.
¿A quién le reza el peregrino cuando los santos tienen oídos de palo, y sus penas, tan humanas, se le pegan a la piel como parásitos que deboran su fe?
¿Para qué camina este pueblo cada dos de agosto si en las homilías se siguen atacando a los demonios de piedra de las iglesias góticas, en lugar de arrasar con la ignorancia y la desazón?
Somos feligreses en un camino que nos hace purgar las penas, y aún así tenemos que irnos al purgatorio si queremos alcanzar la gloria del cielo.