agosto 20, 2012

Hijos, educación sexual y clases para prevenir la homosexualidad

Trato de entender por qué debo tener hijos, cómo es que la homosexualidad se debe tratar como la diabetes y de dónde diantres sacamos que nuestros hijos no deberían recibir educación sexual.

En los últimos días me han asaltado estas dudas porque todos estamos hablando del tema.  A estas alturas de la evolución humana venimos a encontrarnos con que estamos gobernados por el miedo y la ignorancia. 

Ahora resulta que soy una egoísta porque decidí no ejercer mi derecho a la maternidad (derecho, no obligación).  También resulta que las elecciones sexuales son una clase de enfermedad que se cura no sé con cuáles versículos de la biblia, como se curan otras aberraciones como los abusos sexuales y la pedofilia. Fijate vos. 

Ah bueno, y lo más increíble de todo y lo que más anonadada me tiene:  resulta que nuestros muchachos, nuestros niños, el futuro de la humanidad, el mañana de los homosapiens, no deberían recibir educación sexual, porque en las guías se omitió la abstinencia de la que habla la biblia.


No, señores y señoras.  Ni la homosexuliadad es una enfermedad, ni es sano que las parejas tengan "todos los hijos que Dios quiera", y mucho menos nos hará bien otra generación llena de ignorancia acerca de la afectividad y la sexualidad, porque ya tenemos varias.   Lo sano es que la moralidad de cada uno de nosotros nos brinde las pautas para tener una vida feliz, pero no imponérsela a los otros.  Recuerdo que el catecismo católico decía algo de ir y predicar el evangelio, pero no recuerdo nada de ir a imponerlo.

A estas alturas de la evolución humana, cómo es posible que nos dejemos gobernar por el miedo y la ignorancia. En la era de la información, de los libros para todos, de las bases de datos abiertas y públicas, preferimos evitar cuestionarnos que hacer el esfuerzo de las nuevas ideas.

Me pregunto si queremos ser felices a costa de la felicidad de los otros o si es pura necedad de imponernos a los otros.