septiembre 10, 2014

Cuando el feminismo se tiñe de rojo

En algún momento de mi vida me declaré "feminista". Lo creí necesario.  Necesario gritar a los cuatro vientos y de manera un poco violenta que era feminista.

El tiempo ha pasado y ya no siento tanta necesidad de etiquetarme como una feminista, en parte porque he vivido mi vida como he querido, bajo mis propias reglas.

Pero veo que el término "feminismo" se ha volcado a un extremismo peligroso, en cuya definición de mundo ideal lo masculino es igual a violencia y estupidez.  Es un feminismo que anula toda dualidad porque lo único válido es lo que surge del vientre sin pene de las mujeres.

Recientemente he visto una tendencia marcada a representar el feminismo a través de la menstruación, como la celebración máxima de la femeneidad y el único camino a un mundo sin hombres.  Supongo que dada la ausencia de este proceso orgánico en los varones (que por cierto deberían sentirse muy desdichados por no tener menstruación, según estos discursos), es que en nuestro país he visto hasta un festival para celebrar la "maravilla de nuestros cuerpos".

Por algún motivo que no logro entender, algunas ramas del feminismo han exaltado la menstruación como la máxima expresión femenina.  Disculpen, pero yo no necesito de la menstruación para sentirme mujer, así como no necesito tener un hijo para llamarme mujer.

La menstruacón es un proceso  natural e inherente a la mayoría de las hembras mamíferas, así como lo es dormir, estornudar y comer para casi todos los seres vivientes.  La verdad no veo en qué me debe enorgullecer tener algo que los hombres no tienen, o viceversa.

¿Realmente necesitamos celebrar la menstruación para validarnos como mujeres? Después del invento del Día Internacional de las Mujeres, este me parece peor aun.  Preferiría que nos celebráramos por nuestra capacidad de pensar, pero bueno, es es mi mundo ideal.  

febrero 13, 2014

Vida (oda de San Valentín)



Vida
¿Se te puede pedir más? Me has dado todo, un sentimiento que crece en el pecho, un respiro que me quitas cuando él me besa, una lágrima que me robas cuando me siento triste.  
 
¿Qué otra cosa pueda ser tan real como tenerte en mis venas? Si me levanto día a día y lucho contra la tibia caricia de las frazadas y el frío de la madrugada.  Yo creo que eso es vivir.  

Pero vivir también es saber que eres corta, que nos fuiste prestada sólo por un parpadeo.  La muerte es tu compañera y por eso deberíamos abrazarte fuerte y respirarte cada segundo.  

Oh Vida, yo estoy agradecida, sí.  Porque me miro al espejo y puedo verte en cada una de las nuevas arrugas que veo en mi cara.  

Sería malagradecida si me quejara de vos. 

enero 30, 2014

La corrupción más jodida

No señores. No es la corrupción del gobierno lo que tiene al país en crisis. 

No. Somos los ticos cada vez que nos saltamos un alto o hacemos doble fila donde no se puede.
Somos los ticos cada vez que un maestro pasa a un estudiante porque "qué pereza verlo el próximo año"; cada vez que decidimos no pagar un impuesto o la CCSS; cada vez que damos una mordida o la recibimos.

Somos los ticos cada vez que un empleado público no hace su trabajo porque "eso no me toca a mí"; cada vez que queremos que el Estado nos resuelva; cada vez que alguien recibe un beneficio del Estado sin necesitarlo; cada vez que tiramos la basura donde no se debe.

Porque la peor corrupción es esa venida de la actitud  canchona de muchos de nosotros simplemente porque sí, porque todo el mundo lo hace, porque no va a afectar a nadie, porque es poquito. Esa actitud, señores, es la que nos tiene moralmente quebrados.

Porque si solo existiera la corrupción esa que vemos en las noticias, sería facilísimo echar a los responsables. Porque en cuanto se elimine la corrupción del gobierno, ¿cómo vamos a solucionar la otra, la que es nuestra culpa?