octubre 10, 2009

Ser mujer


Mi trabajo me ha llevado a estar muy cerca de la enfermedad terrible que conocemos como cáncer de mama pero, sobre todo, me ha llevado a conocer a las mujeres que se han enfrentado a ella con el coraje de quien ama esta vida y quiere vivirla a pesar de todo.

El tema del cáncer de mama me lleva inevitablemente al tema de ser mujer, pues tiene que ver con un atributo físico muy femenino: los senos.

Grandes o pequeños, son una característica cosificada de esta sociedad falocéntrica, a la que se le da una importancia equivocada, desde el punto de vista de la publicidad y la imagen. Las mujeres no somos nuestros senos. El tenerlos grandes, o no tenerlos, no nos define como mujer. Imagino que el mismo dilema revive una vez que pasamos por la menopausia, cuando dejamos de ser madres potenciales.

Al conocer a las mujeres que día a día luchan contra una enfermedad que se las devora por dentro, me doy cuenta del verdadero sentido de ser mujer.

Una mujer piensa en todo. Una mujer ama todo, no desconfía de nada y por lo general tiene una fe ilimitada. Sí, las mujeres somos capaces de dar vida, no porque podamos ser madres, sino porque en nosotras está la pulsión de Eros. Las mujeres vivimos más, simplemente porque amamos la vida.

Y esa pulsión de vida que tenemos incorporada como un programa informático, es la que nos hace luchar hasta el final contra los obstáculos de la vida misma: el desamor, la desesperanza, los tiempos díficiles, la mala economía, y finalmente la muerte.

Para mí, luego de trabajar tanto en la causa contra el cáncer de mama, mujer y muerte son antónimos. Sí, sí, lo sé, finalmente todas tenemos que morir, pero vivimos más que los hombres, a los cuales les tocó bailar con la más fea -un tema aparte-.

Y cómo no vamos a vivir más, si somos más solidarias, nos damos soporte contínuo 24 / 7 y por lo general, nos prestamos atención cuando hablamos. No nos andamos midiendo nada con las otras, aunque a veces vienen esos odiosos temas de las dietas, la imagen y los estereotipos a jodernos la felicidad.

Ser mujer implica pensar que quizá vendrá la enfermedad y nos hará trabajar más en pos de la vida, pero al final de la lucha, según mi experiencia, terminamos siendo más mujeres que antes.

Es por ello que dedico esta entrada a esas mujeres que he conocido, luchadoras contra el cáncer, quienes me han enseñado todo lo que escrito hoy.