junio 23, 2006

México... ¿lindo y querido?

El mundial o las olimpiadas son oportunidades perfectas para conocer más de los otros países que hay en el mundo, porque hay OTROS PAÍSES en el mundo.
Hace diez años visité México por primera vez y conocí un poco de la idiosincracia de este pueblo que, a pesar de ser muy trabajador, parece no poder salir de su pobreza material, moral e intelectual.
Que conste que esta intervención no es para hacer una comparación para concluir que somos mejores que los mexicanos. Mi objetivo es reflexionar sobre los vicios de una sociedad que estamos a punto de imitar en su totalidad.
Me quedaba la duda de por qué los mexicanos, con tantos recursos y tantas ganas, no pueden surgir y se quedan en el fond del lago en todas las áreas de sus vidas. Recordé una de las lecciones periodísticas más veraces que existen: los medios de comunicación de un país, son el reflejo de su alma.
Las revistas, la televisión y la música mexicana que nos bombardeó en los noventas -y que aún lo hace- es el reflejo claro de por qué México está donde está. Si no me cree, tome su tiempo para analizar una telenovela mexicana. ¿Qué ve? Intrigas, venganzas, llantos, discriminación sexual y racial (eso que en la mayoría de los mexicanos son de piel oscuro y oh! sorpresa, en la televisión mexicana abundan las pieles claras. Además de eso analice la estructura dramática o el argumento: una joven -virgen-, pobre y algo tonta, pero muy muy bella, sale del hueco donde nació y se va a la ciudad, donde conoce a un millonario, inteligente, frívolo, mujeriego y superficial hombre de negocios, que por lo general es un niño mimado que juega de rebelde y a veces está mal casado con la madrastra de Blancanieves. Él se vuelve loco por la fulana y le es infiel a su esposa, mientras a la fulanita en cuestión se la come la culpa por haber perdido la virginidad con un hombre casado que además le es infiel a ella y no tiene nada de vergüenza.
Para vengarse, la esposa o novia despechada, planea que un matón se encargue de la fulanita, con tal mala suerte que ésta queda embarazada y por un "accidente" provocado por el matón pierde a la criatura y como por extraña arte de magia, parece que la pérdida le devuelve la dignidad -entiéndase virginadad- (los mexicanos parecen estar obsesionados con este tema).
Luego de varios intentos de asesinato, peleas sin sentido por un hombre, los llantos de la fulanita y la esposa o novia despechada -que por lo general termina muerta en un extraño accidente- los protagonistas quedan juntos y se casan en una hermosa boda de cuentos de hadas. No lo sabemos, pero quizá vivan felices para siempre.
Con una que otra variación, los mexicanos producen este tipo de televisión y de ella alimentan al pueblo, al vulgo, y al resto del continente. Claro que los ticos las tragamos con la ansiedad de quien ve una película de Buñuel o Kubrick, con los efectos secundarios que traen consigo.
Luego de las telenovelas están los programas de chismes, conducidos por unos fulanos que se hacen llamar "periodistas" y dicen hacer "periodismo" de espectáculo. No hay mayor ofensa para mí que saber que Verónica Bastos, sí, la tica, se fue a México a ser una "periodista" profesional conduciendo un programa de chismes.
¿Por qué la molestia? Bueno, porque le hacen creer al pueblo que si saben si su artista favorito practica o no brujería, su vida mejorará. ¡Qué relevante! ¿De verdad importa que Lucero tuvo dos o tre hijos, o que Mijares es quien trabaja para mantener a su familia? ¿Es tan relevante saber si Shakira se operó un juanete y "La Tigresa" tiene un pacto con el diablo para no envejer?.
Lastimosamente ese es el México lindo y querido que ha extendido sus tentáculos hasta nuestro país, con las consecuencias del caso: novelas a todas horas, repetición de programas de chismes y lo que es peor, aquí se han atrevido a copiar, creyendo que si le ponemos un paparazzi a uno de nuestros "famosos" de la avioneta set, venderemos más pauta y la gente nos verá más.
Si los ticos ya somos un pueblo mediocre, por qué darles más opio como estos, por qué no fomentar una cultura más saludable con menos telenovelas y más series que valgan la pena, por qué no hacer más programas de salud, belleza, información, que es lo que necesitamos.
Ante estas evidnecias, realmente doy gracias por la televisión por Cable... ahí sí se puede dar el perillazo.

junio 20, 2006

La durísima realidad

Caído el telón, sin luces en el escenario y un montón de titulares sobre nuestra mediocre participación en el Mundial, pasamos a la historia como uno de los equipos más goleados en la primera fase.
Además de la vergüenza creo conveniente poner las barbas en remojo, no del fútbol, que al fin y al cabo no es tan importante como lo verdaderamente importante, sino de nuestra actitud como costarricenses ante la vida.
Los seleccionados nacionales representan la fábula de nuestra propia vida, de nuestra propia actitud mediocre ante los retos del mundo actual. Las expresiones de muchos coterráneos sólo confirman mi teoría de que somos unos mediocres y nos gusta serlo, pues el mediocre no se exige más allá de un mediocre límite personal, que no se atreve a superar. No solemos dar más de lo que se espera pues para qué?, es lo que escuchamos en la calle. "Eso no me toca a mí", "nadie me va a pagar", "nadie lo va a apreciar".
La vida misma, como un partido de fútbol que requiere de los mejores jugadores individuales que armen un buen equipo, no puede ser un cúmulo de medios éxitos y medios fracasos, porque al fin y al cabo la emoción de jugar un partido -de vivir- no se puede vivir al máximo sin saber que se ha dado lo mejor.
¿Por qué conformarnos con ser afición, cuando podemos ser los jugadores, y buenos jugadores? Parece que a los ticos nos gusta ver los toros de largo, porque eso requiere menos energía y compromiso. En cambio, asumir el protagonismo de nuestra vida es una tarea tan cansada, que no sólo sufre nuestro cuerpo sino nuestra mente. Los ticos no queremos cansarnos ni sacrificarnos.
Lamento esta horrible generalización, pero es que este comportamiento masivo nos ha llevado al momento histórico donde estamos, y a escuchar comentarios tan absurdos como "otros países están peor", "no hay que sel malagradecidos", "podríamos estar peor", en lugar de escuchar frases como "hay que hacerlo mejor", "podríamos estar mejor", "hay países mejores que nosotros", acompañadas de su respectiva acción.
Me gustaría vivir en un país que no se viera a través del cristal del conformismo, que tomara las riendas de su destino y decidiera ser protagonista, pero parece que va a pasar mucho tiempo o quizá no llegue a ser testigo del triungo de la autocomplacencia de los eficientes y no de los mediocres.

junio 02, 2006

Mundial... pasiones... y siliconas

Ya que estamos a una semana de que comience este tan esperado Mundial Alemania 2006, consideré importante analizar la vitrina que me ha tocado ver, pensando en que no sólo yo la he visto y esperando que más gente la analiza.
Dicen que este mundial y el partido del 9 de junio es una gran oportunidad para que nuestro país se exponga ante el mundo, ya sea por el "talento" de nuestros jugadores, las bellezas de nuestro país o la cantidad de turistas costarricenses que van a presentarse al país germano y por supuesto intercambiarán cultura con los alemanes y otras nacionalidades.
Nada mejor hay que los eventos deportivos, culturales o artísticos para exponer a un país y a sus pobladores ante el resto del mundo. Nuestro país se ha caracterizado por exponerse de formas muy creativas y positivas, lo que nos ha abierto muchas puertas a nivel mundial. Pero ¿qué pasa a nivel interno?
La locura de mundial ha desatado una serie de movimientos que en algún momento creí eran creativos, pero viéndolos detenidamente me parecen absolutamente faltos de talento y esfuerzo mental.
La pasión mundialista creó canciones (una de ellas muy mala por cierto, pues no refleja en nada lo que un deporte como el fútbol puede generar en los fanáticos, más bien parece la canción de campaña para una teletón o cualquier recolección de dinero para causas que conmueven. Me arriesgo a decir que es una dosis de somnolencia), creó programas de televisión y concursos.
Parece que el tema de la "bola redonda" ha sido errónea y sexistamente relacionado con los pechos de las mujeres, como si estas partes de nuestros cuerpos puediesen ser tomadas equivalentemente como balones de fútbol. Ahora resulta que lo que queremos exponer al mundo son nuestras glándulas mamarias y sentaderas, para mi sorpresa, como si fueran los atributos más importantes en las ticas.
La idea generalizada de que las mujeres debemos ser hermosas aún en detrimento de nuestras capacidades intelectuales, y peor aún, el grado de exposición al que nos sometemos, nos ha convertido en ese objeto mercantil que ayuda a los comerciantes y medios de comunicación a venderse.
El fútbol entonces sigue siendo el deporte de los hombres, un espacio para la afirmación de la masculinidad donde se mezcla el licor, los comentarios sexistas (el uso de la palabra "perras" es muy sexista), las mujeres que enseñan sus artificiales y grandes senos, con la total y completa falta de cordura, la violencia doméstica y la ceguera colectiva.
Me pregunto qué pasa con nosotras las mujeres aficionadas al fútbol, que seguimos a nuestro equipo no precisamente para ver cuál jugador tiene mejor trasero o la cara más linda (Ronaldinho no es precisamente el Narciso de la mitología), que queremos ir a algún lugar, reunirnos con los amigos, y disfrutar de los momentos que como este marcarán un hito en la historia de nuestro país.
Me pregunto si dentro de unos años se recordarán las caras y los nombres de esas muchachitas que, como si fueran las muñecas de una vitrina, se expusieron a sí mismas ante un país que le está enseñando a las mujeres y a los hombres del futuro lo fácil que es ganarse la vida sin pensar y sin talento, sólo con un par de cirugías, una panza pelada y unos mediocres movimientos de cadera.
Estamos siendo la lámpara que irradia su hermosa luz afuera, pero dentro sólo proyecta oscuridad.