septiembre 06, 2006

Las preguntas eternas

Mi amiga Meg siempre había respetado las reglas. Para ella el sexo se debía hacer con todas las de la ley, por lo menos con el novio. Un día se hartó de esas reglas y entró a Internet en busca de sexo; sexo llano sin compromiso, sexo por teléfono, cibersexo, y por qué no?, tal vez luego de un tiempo, sexo en vivo y a todo color pero sin compromiso. No quería un nuevo amigo, no quería un novio, sólo un chavalo para "cojer" y nada más.
Claro que Meg jamás se imaginó que de esos sobran en Internet. Habían los que querían relaciones uno a uno, dos a dos y menàge a trois. Otros querías una mujer con fetiche incluido, zapatos, ropa interior, ropa de latex, látigo, botas hasta la rodilla, un pepino, un banano o un tomate, dildos, vibradores y otros chunches. Por ahí una pareja que quería ponerle picante a su vida sexual o un grupo de personas que se dedican a hacer fiestas swinger. La oferta era mucha, muy variada y amplísima. Ella sólo quería sexo.
La historia es que logró contactar a uno, dos o tres chavalos con quien cumplir su fantasía. Iba con la idea clara de que SÓLO ERA SEXO. Lo que no se imaginó es que luego del sexo vendrían las llamadas, los correos, los mensajes al celular: "Seamos amigos", "sólo quiero hablar", ´"¿estás enojada?", "¿cambiaste de religión?".
¡A la puta, pero si yo sólo quería sexo!, me cuenta mi amiga con un poco de frustración. "Para esa gracia me hago de un novio que joda la vida en serio".
Es ahí donde me viene a la mente una serie de esas preguntas eternas. Si uno como mujer ponte los puntos sobre las íes desde el principio, si una marca la cancha y dicta las reglas, por qué putas los hombres insisten en violarlas, borras los puntos y embarrialarnos la cancha?.
¿Será esa superioridad magalómana que no los deja aceptar que nosotras podamos ser dueñas de nuestros propios estadios, casas y bares? (para usar una jerga que les sea conocida).
Por qué si decimos que NO ellos creen que nos hacemos las rogadas y si decimos que SÍ ellos nos etiquetan inmediatamente de fáciles? Por qué nos quieren hacer creer que si se les pasa la mano los malentendimos? Por qué insisten en creer que somos tontas?
Me pregunto en qué parte del cerebro masculino habrá algún espacio que nos reserven de la cosificación y nos respeten sin tener que ser sus madres? Porque a esa sí la respetan y le hacen caso. Y que no me salgan con eso de que la madre se respeta porque es una santa.
Ah la puta!!! mi amiga tiene razón... a ellos no se les queda bien a menos de que seas la madre o la puta.

1 comentario:

César González dijo...

Buena intención, buena escritura, mal tratamiento, muy feminismo de camiseta panfleto y bandera. Con la siceridad de siempre, me despido