septiembre 08, 2006

El 7 de septiembre

Vino tinto, la música querida y los viejos recuerdos del baúl de las pequeñas cosas. El cabello suelto, el cansancio de varias semanas lejos de mis libros y escritos y el recuerdo de los años que quise olvidar.
Hace 10 años soñaba que era la mujer que soy hoy; soñaba que era feliz, porque creía no serlo; soñaba que estaba compelta, pues creía no estarlo. Bien me lo dijera una vocecilla sabia por ahí: ¿Qué adolescente se siente un ser humano normal?
Ver mi vida en perspectiva, a la luz de dos copas de vino, me hizo recordar cuánto deseaba despertar de la pesadilla de sentirme un patito feo y ver a mis amigas como las princesas del cuento. En esas épocas yo era Rapunzel atrapada en la torre sin posiblidad de ser rescatada o rescatarme.
Entonces vienen a mí imágenes de otra vida. Una tarde o dos o más sentada en el parque o la cancha del colegio hablando con mis amigas de lo que queríamos ser y del hombre ideal. Con paciencia estoica registré esos sueños en mis cuadernos de aprendiz de escritora. Era una época donde mi letra no era el desparpajo periodístico que es hoy.
A través del cristal de mi copa aquellos días dejan de ser el tormento que fueron y yo dejo de ser una niña aotrmentada por la soledad. Siempre sola, nunca abandonada.
En aquella época del amor nada sabía. Hoy tampoco sé mucho, pero he besado sus labios y probado sus sabores.
En aquellos días las tardes grises eran tiempo para llorar; hoy son el momento perfecto para sentirme feliz.
Si hace 10 hubiera sabido que hoy sería lo que soy, quizá no me hubiese mortificado tanto.
Salud por este 7 de septiembre...!!!

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