mayo 25, 2011

Mi vida a la luz de un Requiem


Estos dos últimos meses de mi vida han sido muy duros. Me he sentido probada en todos los sentidos y de todas las maneras posibles.

Y es curioso como la última obra montada con el Coro Sinfónico Nacional refleja lo vivido y lo aprendido.

A German Requiem ( Ein deutsches Requiem) de Johannes Brahms, obra escrita entre 1856 y 1857 es un trabajo a gran escala para coro mixto, barítono y soprano, compuesto de 7 movimientos. En total dura aproximadamente una hora y es poco lo que dejamos de cantar los participantes durante toda la pieza.

Nunca en mi vida había enfrentado un reto vocal de esta magnitud. Soy una cantante amateur que no sabe leer música, por lo que canta únicamente de oído. La partitura es solo una guía para la letra, las intenciones, los colores y alguna que otra indicación sobre el idioma, pero para mí las notas sobre el pentagrama no significan mucho.

Aún así, fui aprendiendo sobre el Requiem conforme avanzaron los ensayos e íbamos armando cada uno de los movimientos. Otro de los retos con cualquier obra en un coro es trabajar en equipo, sin sobresalir pero dando lo mejor de uno mismo para que la sección se luzca.

El trabajo fue arduo y no vimos muchos resultados en varias semanas; luego, cuando se suponía teníamos que ver los resultados, la frustración aparecía una y otra vez, una y otra vez. Inclusive el último ensayo, el general, cuando todo debía salir perfecto, el maestro John Nelson detuvo el movimiento y corrigió algunos detalles.

Pero... a veces el pero tarda en llegar. Pero los conciertos fueron un rotundo éxito. La adrelina estaba a mil, me sentí probada al límite ya que esa semana contraje un resfriado y no estaba en el 100% de mi capacidad. Ni modo, a ponerle todas las ganas y a entrarle como si yo fuera la mejor soprano del mundo.

A veces olvidamos afrontar la vida como si fuéramos los mejores del mundo. Creo que una de las grandes lecciones que aprendí con el Requiem fue precisamente eso: yo debo creerme la mejor y actuar como tal, pero nunca dejar de confiar en mis capacidades, aunque no me sienta al 100%.

Hoy, unos días antes de mi cumpleaños número 30, considero que este Requiem representa lo que nunca debo olvidar sobre mi persona y mis talentos. El esfuerzo en el proceso debe ser el máximo, pero siempre debemos lucirnos en el espectáculo principal.